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Visitemos al Santísimo

lunes, 30 de noviembre de 2009

Jesús en el santísimo Sacrameto no cesa de invitarnos a estar con él, a sus pies, es el tesoro que hay que descubrir y que está en el campo, osea en nuestra iglesia católica. Jesús desea que hayan más capillas de adoración perpetua, porque conoce a su rebaño y sabe que tenemos ambre y sed de ser felices. Gloria polo nos comparte su felicidad al visitar a Jesús eucaristía.


vallamos, entonces a la fuente a saciar nuestra sed, visitemos a Jesús Sacramentado en la capilla más cercana.

Quiero aprovechar también para compartir este mensaje de Mons.Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón

"En la Eucaristía está Jesucristo, Dios y hombre verdadero; en la Eucaristía está Dios mismo que nos llama y nos espera, que pide y merece nuestra adoración. La adoración eucarística no es puro sentimiento vacío ni intimismo espiritual, sino expresión viva y vivida de la fe en el ‘misterio de la fe’. Existe un lazo intrínseco entre la celebración de la Eucaristía, la comunión y la adoración, nos ha recordado Benedicto XVI. Jesús se queda en la Eucaristía no sólo para ser llevado a los enfermos, sino para estar y hablar con nosotros, para seguir derramando su amor y su vida. La Eucaristía contiene de un modo estable y admirable al mismo Dios, al Autor de la gracia, de la vida y de la salvación. El Costado abierto de Jesús es un manantial inagotable de amor.

De ahí la llamada del canto: “Dios está aquí. Venid adoradores, adoremos al Señor”. Permaneciendo ante el Señor en adoración y contemplación, disfrutamos de su trato íntimo, nos dejamos empapar y modelar por su amor, le abrimos nuestro corazón por nosotros mismos y por todos los nuestros, le rogamos por nuestra Iglesia, por su unidad, vida y misión, por los sacerdotes y las vocaciones al sacerdocio, o le pedimos por la paz, la justicia y la salvación del mundo.

El trato admirable con Dios aumenta la fe, esperanza y caridad del adorador, crea unidad, fortalece la fraternidad, dispone para celebrar con la devoción conveniente el Memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan de la Vida. La adoración de la Eucaristía configura el espíritu del adorador y hace de su vida una existencia eucarística, que estará marcada por el amor y entrega a Dios y a los hermanos, por el empeño de hacer buenas obras y de agradar a Dios, trabajando por impregnar al mundo del espíritu cristiano y ser testigo de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.

Con un poco del tiempo de cada uno de los adoradores se ofrecer un gran servicio al hombre de hoy, a nuestra Iglesia y a nuestra sociedad. También el hombre de hoy, insatisfecho de lo temporal, sigue buscando poder saciar su sed de eternidad. Creyentes y no creyentes podrán encontrar un remanso donde descansar “el corazón humano que esta inquieto hasta que descanse en Ti”, decía San Agustin.

La adoración eucarística ha de ser cada día más vivida en nuestra Iglesia Diocesana. La Eucaristía es su centro, su fuente y su cima. La Eucaristía es lo que hace la Iglesia. Solamente una Iglesia que adore al Señor, que tenga verdaderamente adoradores, será una Iglesia con vida, capaz de ofrecer algo a este mundo, tan necesitado de Dios. Sin Dios no hay posibilidad de edificar una humanidad con cimientos sólidos. ¡Quiera Dios que la Adoración Eucarística Perpetua se extienda a otras parroquias, que dediquemos espacios y tiempos a la adoración al Santísimo!"

Nueva Evangelización

domingo, 22 de noviembre de 2009

Es una de las catequesis que ayudan en gran medida para comprender un poco más la voluntad de Padre

Escuela de María

lunes, 16 de noviembre de 2009

Esta escuela está dirigida para las personas que se anotaron para ser misioneros a tiempo completo y los que desean ser misioneros esporádicos (Los que apoyaran compartiendo mensajes en las misas uno o dos domingos para apoyar a un misionero a tiempo completo según su disponibilidad)

La escuela de María es a los pies de Jesús Sacramentado.

El tiempo para vivir la Escuela de María es de un mes y medio, es decir 7 semanas.

Los participantes tienen que hacer cómo mínimo una hora santa a la semana donde reflexionaran un mensaje de Nueva Evangelización y otro mensaje del libro de María en el orden de los dos libros. No es recomendable que lean de una vez los dos libros, tienen que seguir instrucciones. Lo ideal es un mensaje de cada libro por semana para completar las 7 semanas y a la vez estudiar lo más posible su mensaje de tal manera que lo dominen.

Sugerencias para aprenderse el mensaje:

  1. Estudiarlo a los pies de Jesús Sacramentado.
  2. Compartirlo con un público (en nuestra familia, con mi comunidad, etc.)
  3. Grabarlo en una grabadora y escucharlo lo más posible.

Cuando ya hayan hecho las 7 semanas y dominen bien su mensaje serán convocados para evaluar como están y ser entrenados en la ORGANIZACIÓN de la Adoración Eucarística Perpetua AEP.

ES MUY IMPORTANTE SU PERSEVERANCIA, y pedirle al Espíritu Santo que sea su mejor consejero.

Amados hermanos ¿Qué podrá ser más emocionante? Al trabajar para la misión de la Adoración Perpetua en El Salvador estamos trabajando para la venida del reino de Dios de un “nuevo cielo y una nueva tierra” en donde podrás decirle a Jesús: “Creí, y por eso hablé” ( 2 Cor 4,13)

Ánimo a seguir a delante….




EL MILAGRO
Viernes, enero de 2005. en Fátima.


María vino a Fátima como mensajera
de esperanza para toda la humanidad.
El significado del milagro del sol es un mensaje
de esperanza para cada uno sin excepción.

El milagro se profetizó
el 13 de mayo de 1917
cuando María se le apareció a tres niños pastores
cerca de la aldea portuguesa de Fátima y les dijo:

“En octubre les diré
quién soy y qué quiero
y realizaré un milagro
para que todos vean y crean”.

Los tres niños,
Lucia, Francisco y Jacinta,
divulgaron lo que fue dicho
y la noticia se difundió.

El 13 de octubre de 1917
setenta mil personas se reunieron
en la Cova de Iría en Portugal
para presenciar el milagro.

Ellos esperaron bajo la lluvia constante
y antes de que la lluvia cesara
las personas estaban empapadas
y sus ropas estaban cubiertas de lodo.

Cuando la lluvia finalmente se detuvo
y el cielo oscuro se despejó
la gente miró hacia arriba y lo que vio se asemejaba
a un disco plateado brillando resplandecientemente en el cielo.
Repentinamente, el disco luminoso
comenzó a girar alrededor,
irradiando rayos de colores brillantes
en todas direcciones.

Giró como una rueda de fuego,
tirando alrededor rayos de diferentes colores
rojo, verde, amarillo,
dorado, violeta y azul.

Girando a una gran velocidad,
era como una gran bola de fuego
que arrojaba rayos de luz en todas direcciones
mientras se dirigía a la tierra.
El sol no sale de su eje,
pero Dios puede suspender
las leyes de la naturaleza
y hacer lo que Él desea.

Dios puede manipular
el sol tan fácilmente
como un niño puede rebotar
una pelota de hule.

Pero, ¿era el disco el sol
o la gente miraba
lo que el sol
realmente representa?
El sol es un signo y un símbolo
que representa el amor todopoderoso
y la presencia de Jesús,
verdaderamente Presente en el Santísimo Sacramento.
Lo que el sol es para el hombre
en el orden natural,
es la Eucaristía para el hombre
en el orden sobrenatural.

En el orden natural
el sol es la fuente
de luz y calor,
de energía y vida.

En el orden espiritual
la Eucaristía es la fuente
de todo amor y sabiduría,
de gracia y vida eterna.

El sol es una imagen
de la luz eterna
y de la gloria del Salvador Resucitado
escondido en el misterio de la Santa Eucaristía.
Así como la nube esconde la luz del sol,
así también, la Eucaristía
esconde la gloria del Señor
hasta que Él venga otra vez.

Cuando los místicos vieron
el Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento
lo describieron como un estallido del sol
de infinito amor por el hombre.

La custodia en el altar
conteniendo el Santísimo Sacramento
por lo general está en forma de un estallido del sol
a manera de demostrar esta conexión.
El Santo Padre Pío hizo esta conexión
cuando dijo que
“Podríamos vivir más fácilmente sin el sol,
que sin la Sagrada Eucaristía”.

El milagro en Fátima fue un signo
de Dios que pretendía dramatizar esta verdad
y enfatizar la importancia de la Eucaristía
en la vida de la Iglesia.

Ya sea que el disco en el cielo era el sol
con la intención de simbolizar la importancia
de la Eucaristía en el plan de Dios
o era realmente una Hostia.

La gente fue capaz de ver
directamente el disco
sin protegerse los ojos
y sin quemárselos.

Está también este hecho:
Los testigos describen el disco
como “un cuerpo viviente
que los atraía a todos como un imán”.

En el contexto
de todo el evento de Fátima
esta interpretación
es posible.

Lo que la gente vio fue la Sagrada Hostia
ardiendo con divino amor
viniendo hacia ellos
con rayos gloriosos de gracia divina.

Para comprender el verdadero significado
del milagro,
cualquier interpretación es válida:
o el disco era el sol o una Hostia Sagrada.

Lo que realmente importa es que
el significado del milagro
tiene el propósito de centrar nuestra atención
en la misión de Jesús en la Eucaristía.

En el milagro de Fátima
vislumbramos el poder
que Dios usará
para restaurar todas las cosas a Cristo.
Ese día en Fátima
nadie escapó de la misericordia de Dios
que venía hacia el hombre
con la fuerza del sol.

Como el padre en la parábola del Evangelio del hijo pródigo
incapaz de ocultar su amor
o refrenar su afecto,
el milagro fue una imagen de Dios
alcanzando al hombre con los brazos abiertos.

Yendo hacia el hombre
como el padre
que corre para abrazar a su hijo pródigo,
así fue la dulce compasión de nuestro Dios.

En una ola de conversiones masivas
el milagro hizo
que cada rodilla se doblara y
cada corazón se volteara al Corazón de Dios.
¡Lo que Dios puede hacer para unos pocos,
Dios puede hacerlo para todos!
Lo que Dios hizo para unos pocos en Fátima,
Dios lo hará para todo el mundo.

Lo que sucedió en Fátima
le sucederá a toda la raza humana
en la manifestación
del acto final de la misericordia de Dios.
El acto final de la misericordia de Dios
será cuando Jesús revele
Su Sagrado Corazón al mundo.

Entonces toda la humanidad conocerá el amor de Dios.
Como el sol perfonrando una nube
así será revelado el Corazón de Jesús
desde el Santísimo Sacramento y cada uno
experimentará el esplendor de la Eucaristía.

El milagro en Fátima
fue un preludio de la segunda venida de Cristo
cuando Jesús realizará
el mayor de todos sus milagros.

La gloria de Dios
oculta en la Eucaristía
será revelada
y toda la humanidad la verá a un tiempo.

En una explosión de afecto divino
los rayos Eucarísticos de Jesús
penetrarán cada corazón
con la luz de la infinita misericordia de Dios.

Cada rodilla se doblará
y toda la raza humana
correrá en alegre aclamación
hacia el abrazo con el Padre.

El milagro en Fátima fue un preludio
de la segunda venida de Cristo
cuando Jesús cumplirá esta promesa
del Libro del Apocalipsis.

El Cordero en el trono
quitará todo el pecado en el mundo
y Dios secará
toda lágrima de la faz de la humanidad.

Con gritos de júbilo incontenible
cada lengua profesará
que el Cordero en el trono es
el Señor de señores y el Rey de reyes.

La lluvia que cayó en Fátima
antes de que el cielo se abriera, simbolizó todas las lágrimas
del dolor del hombre y el lodo fue signo
del pecado y la corrupción del mundo.

Después del milagro todo estaba seco
y las ropas de todos
estaban perfectamente limpias
como si fueran nuevas.

El milagro que la gente presenció
fue un preludio del gran milagro Eucarístico
que vendrá cuando los rayos gloriosos del Salvador Resucitado
brillen desde del Santísimo Sacramento.

El gran milagro irradiará
la luz del amor Eucarístico de Cristo por todas partes
y transformará a toda la creación
a la gloria de un nuevo paraíso en la tierra.

La gloria de Su amor en la Eucaristía
estallará ante nosotros,
más brillante que mil soles,
para hacer todas las cosas nuevas.

Cuando Jesús venga otra vez, Él vendrá
en la gloria de la Eucaristía
y Su amor será el amanecer
que echará fuera toda la oscuridad.
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas…..

y para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz”.
Lucas 1:78-79
No habrá más necesidad del sol
porque el Cordero será la luz
y Su Luz será la gloria
de Su amor en la Eucaristía.


LA CAPILLA

Cuando María vino a Fátima,
Ella le dijo a los niños:

“Yo les diré lo que quiero”.
En el momento que ella dijo que quería
que se construyera una capilla en la Cova,
fue exactamente cuando el famoso milagro
del sol comenzó.

María primero señaló hacia el sol,
o lo que parecía el sol,
y después dijo que lo que quería era una Capilla
y fue entonces cuando el milagro comenzó.

En el momento preciso
en el que María dijo que quería una capilla
y señaló al sol,
el milagro comenzó.

Ella quería una capilla
porque en la capilla
está su Hijo Jesús, verdaderamente presente
y morando en el Santísimo Sacramento.

Ella señaló al sol
porque el sol representa
el poder, el amor y la gloria de Su amor.

El milagro que siguió, con los rayos de colores
fluyendo del sol, es un reflejo
de las gracias que fluyen del Santísimo Sacramento
en cada Capilla en donde Jesús es amado y adorado.

Por esto es que María
pidió una Capilla:
Ella quiere que todos vengan
a Jesús en el Santísimo Sacramento.

Su solicitud de la capilla en la Cova ha querido ser
un llamado universal por una capilla abierta en todas partes
porque Ella quiere que el mundo entero venga
a Jesús verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento.

El propósito de cada aparición Mariana
es traer incesante alabanza y gloria a Jesús
en capillas de adoración perpetua por todo el mundo.

Desde su primera aparición en 1531
en Guadalupe, México hasta Su última aparición en el mundo,
lo que María dijo que quería
era una capilla.

En 1531 en Guadalupe,
María se le apareció a un campesino azteca
llamado Juan Diego y le explicó que
quería que se construyera una pequeña capilla en la montaña.
Para darle evidencia al Obispo
de que la aparición era auténtica
florecieron rosas en la nieve
en pleno invierno.

Cuando Juan Diego le llevó
las rosas al Obispo,
una imagen de la Virgen apareció
permanente e indeleblemente en la tilma.

Después de más de cuatro siglos y medio
la imagen sigue en la tilma
hablando a cada generación en todas partes del mundo
que lo que Nuestra Señora quiere es una capilla para Su Hijo.

María viene a la tierra,
no para llamar la atención hacia Ella,
sino más bien para llevarnos
ante la Presencia de Jesús.

En 1858 Nuestra Señora apareció
en Lourdes, Francia y dijo:
“Vayan y digan a los sacerdotes
que construyan una capilla”.

Bernadette le dijo al sacerdote:
“La Señora me ordenó
decirle a usted que
Ella desea tener una capilla”.

Los sacerdotes pidieron una señal,
pero Nuestra Señora sólo sonrió
y Bernadette simplemente le dijo al padre:
“La Virgen quiere una capilla”.

En 1932 María apareció
en Beaurang, Bélgica
en donde los visionarios le hicieron la pregunta:
“A solicitud del clero
te preguntamos, ¿qué es lo que quieres de nosotros?”

La Virgen les dice
que quiere una Capilla
a lo que los visionarios dicen:

“Sí, la tendremos”.
María dijo que quería que
todos vinieran a la capilla y dijo:
“Oren, oren mucho en la presencia del Señor”.
Ella llamó a la comunidad parroquial
a la adoración perpetua
y dijo: “oren siempre”.

Cuando María se le apareció a Marieta Beco
en Banneux, Bélgica en 1933
la niñita le preguntó a la Virgen:
“¿Qué es lo que deseas Mi Señora?”
La Santísima Madre dio
la misma respuesta en Banneux
que ha dado cada vez,
en cada lugar en que se ha aparecido.

“Me gustaría una pequeña capilla”
en donde Ella llama a la “oración incesante”
en la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento.
Cuando la Santísima Madre vino
a Medjugorje, Bosnia en 1981,
pidió que se construyera
una capilla en la colina de las apariciones.

Entonces dio un mensaje universal
para animar la divulgación
de la adoración perpetua alrededor del mundo
cuando dijo:
“Adoren incesantemente al Santísimo Sacramento del Altar
donde “gracias especiales” se dan a aquellos
que vienen a Jesús en la Eucaristía”.

Conversiones incontables han resultado
de los millones de personas que han ido
a Medjugorje y se han beneficiado
de estas “gracias especiales”
que fluyen de la capilla de adoración.

Pero uno no tiene que ir a Medjugorje
ni a ningún otro lugar de peregrinación
para recibir las “gracias especiales”
que fluyen del Santísimo Sacramento.

Estas “gracias especiales” están disponibles
en cualquier lugar del mundo
para cualquier persona que vaya ante el Señor
expuesto en el Santísimo Sacramento.

El Papa Juan Pablo II exhortó a todos
a que visiten frecuentemente su parroquia
en donde Jesús está verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento.

El Señor nos llama a pertenecer a la comunidad,
pero también nos llama a pertenecerle a Él
desarrollando una relación personal
con Él en el Santísimo Sacramento.

El Papa explicó que
“nuestra participación comunitaria en la Misa
debe ir unida a nuestra devoción personal al Santísimo Sacramento,
de tal manera que nuestro amor por Jesús sea completo”.

El Papa dijo: “Jesús te espera
en este sacramento de Su amor
en donde Él repite su eterno llamado:
´ ¿No han podido velar una hora conmigo?´”

Cualquier lugar, donde sea, puede convertirse
en una capilla pues no es
la piedra ni el mármol
lo que hace a un lugar santo
sino la Presencia del Señor.

El propósito de una capilla
que esté abierta 24 horas al día
es que Jesús esté disponible para todos y a toda hora
pues a menudo una iglesia está cerrada con llave.
El lema pastoral pontificio del Papa Juan Pablo II fue:

“No tengan miedo. Abran, abran de par en par las puertas a Cristo
en la Eucaristía, en donde contemplamos al Cordero de Dios.
Vengan y adorémosle”.

María apareció en Medjugorje por primera vez
el 24 de junio de 1981,
en la fiesta de Juan el Bautista,
porque Su papel es como el papel de Juan El Bautista.
Como Juan el Bautista quien dijo
“he ahí el Cordero de Dios”,
Ella nunca ha dejado
de señalar al Cordero.

Esto se hace verdaderamente evidente
en la visión celestial
presenciada en Knock, Irlanda, el 21 de agosto de 1879.
Cuando María apareció en Knock
no se dijo ni una palabra;
Ella no dijo nada porque
la visión era el mensaje.

La visión fue María
rezando en silenciosa adoración
ante la presencia del Cordero
glorificado en el Altar.

La visión ocurrió en las afueras
de la parroquia para hacer visible
la realidad que no se ve de lo que ocurre en el altar
de cada iglesia Católica del mundo.

Como María estuvo al pie de la Cruz
y nunca dejó a Su Hijo abandonado,
así ahora Ella nunca deja Su Presencia en la Eucaristía
ofreciéndole amor y gratitud perpetuos por ser nuestro Salvador.
María es un modelo para toda la Iglesia
pues su aparición en Knock es un llamado universal
a la adoración perpetua en cada parroquia del mundo.

Juan el Evangelista estaba en la visión
con la Biblia abierta
en el Libro del Apocalipsis diciendo:
“Digno es el Cordero que fue degollado,
de recibir adoración incesante
por todo lo que Él ha hecho por nuestra salvación”.

El Cordero es un símbolo
de la presencia sacrificial
de Jesús verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento.
El símbolo proviene
de la noche del Jueves Santo
cuando Jesús escogió
instituir la Eucaristía.

Era la fiesta de Pascua
cuando un cordero inocente fue sacrificado
para salvar la vida de aquellos
que rociaron su sangre en el marco de las puertas.
Jesús es el Cordero de Dios
que entregó Su Cuerpo en la cruz
para que Él pudiera darnos Su Cuerpo
en la Sagrada Comunión, quien dijo:
“Yo soy el Pan Vivo bajado del cielo
y el pan que Yo os daré
es Mi Carne para la vida del mundo”.

Él dijo: “Pan Vivo”
no un pan que es simbólico
porque la Eucaristía es el regalo de vida
que fluye de la pasión de Cristo.

Cuando Él dijo:
“Yo Mismo soy el Pan Vivo”
significa que la Eucaristía es el regalo
de Jesús Mismo, el regalo de Su Corazón.
La Eucaristía es Jesús, el Cordero sacrificial
Quien entregó Su vida en la Cruz para que
nosotros tengamos vida en abundancia
y vivamos para siempre como Él dijo:

“Yo he venido para que ustedes tengan vida
y la tengan en abundancia.
Quien come de este pan tendrá vida eterna.
Yo soy la Resurrección y la Vida”.

La Eucaristía es el sacramento
de la Vida y Resurrección
del Salvador resucitado
oculto bajo la apariencia
de la Sagrada Hostia.

Como una nube esconde
la luz del sol,
la gloria del Señor está escondida
en el misterio de la Eucaristía.

Cuando Su gloria sea revelada
en la Eucaristía,
transformará al hombre
y resucitará a toda la creación.

Como el sol
que brilla sobre todo,
Su luz renovará
a toda la creación.
Cuando Cristo se transfiguró
en el Monte Tabor
“Su cara brilló como el sol
y sus ropas se volvieron deslumbrantes como la luz”.

Como una nube que vino y cubrió
Su gloria en el Monte Tabor,
así mismo, la Sagrada Hostia
oculta Su gloria en la Eucaristía.

El Papa Juan Pablo II dijo:
“en el Monte Tabor Jesús fue transfigurado.
Cuando nosotros venimos a Él en el Santísimo Sacramento
es Jesús quien nos transfigura con Su gloria”.
Lo que pasa en una hora santa de oración
en la presencia de Jesús
en el Santísimo Sacramento se describe
en este pasaje de San Pablo:
“Todos nosotros mirando hacia el Señor
estamos siendo transformados
de gloria en gloria y estamos siendo hechos
a imagen y semejanza de Dios mismo”.

En la historia de la Iglesia algunos santos
tuvieron el privilegio de ver
la gloria del Señor
revelada en la Eucaristía.

El Papa Juan Pablo II canonizó a una de dichas santas
llamada Sor Faustina.
Sor Faustina vio los rayos divinos
de amor y misericordia fluyendo desde
el Santísimo Sacramento
como una luminosa luz blanca y rosada.
Santa Catarina Laboure pensó que
alguien había dejado las luces encendidas
durante la noche,
sólo para descubrir que la luz venía de la Eucaristía.
Una luz blanca que venía de la Eucaristía
la pudo ver toda la congregación
cuando el sacerdote elevó la Sagrada Hostia
durante la Misa en una capilla en Amsterdam.

Fue en ocasión de la conmemoración
de la primera vez que se instaló
una pintura de Nuestra Señora de Todas las Naciones
en una Capilla diseñada para este propósito el 26 de junio de 1970.
En junio de 1973 en Akita, Japón
la Hermana Agnes Sasagawa vino a la capilla del convento
a adorar la Eucaristía.

Al abrir el sagrario
ella se sorprendió al ver
una luz más brillante que el sol
viniendo de la Eucaristía.
Cuando Jesús reveló Su Sagrado Corazón
a Santa Margarita María
ella también vio el fuego de Su divino amor
brillando más fuerte que el sol.

Ella estaba en oración
cuando Jesús se le apareció
desde el Santísimo Sacramento
expuesto en el altar y dijo:
“Tengo sed
una terrible sed de ser amado en este
Sacramento de Mi Amor”.

Cuando Jesús dijo en la cruz:
“Tengo sed”
no era por agua
sino por el amor del hombre.
Su sed era por amor
y Su sufrimiento en la cruz
fue porque Él no era ni amado,
ni querido.

Cuando Él dio su enseñanza sobre la Eucaristía,
Él perdió a todos sus discípulos
cuando ellos se alejaron de Él
y nunca caminaron con Él otra vez.

A través de los tiempos
las multitudes continuaron caminando alejados de Él,
del regalo de Su Corazón,
del regalo de Su Amor en la Eucaristía.

Él le dijo a Santa Margarita María que:
Él sufre más ahora
de lo que sufrió durante toda Su Pasión
porque Su amor en el Santísimo Sacramento es rechazado.
Desde cada sagrario en el mundo
Jesús exclama nuevamente
al corazón del hombre:
“Tengo sed”.

La Madre Teresa tenía estas palabras inscritas
en la pared a la par del crucifijo
y cerca del sagrario de cada capilla conventual
de las Misioneras de la Caridad: “Tengo sed”.
Ella hizo esto para recordarles a todos
que el más abandonado
y no amado de todos, es el abandonado
y olvidado Jesús en el sagrario.

La Madre Teresa dijo que:
“Lo que renovará a la Iglesia
y salvará al mundo
son las capillas de adoración perpetua
en nuestras parroquias”.

Lo que un oasis
es para el desierto,
es una capilla de adoración perpetua
para Jesús en el Santísimo Sacramento.
Una capilla de adoración perpetua
satisface la sed
del Corazón de Jesús
de ser amado
en el Santísimo Sacramento.

Es por esto que Nuestra Señora dijo en Fátima
que lo que Ella quería era una capilla,
para incentivar las capillas de adoración perpetua
en las parroquias en todo el mundo.

Cuando haya suficientes capillas
para satisfacer Su sed de ser amado
por Su Esposa, la Iglesia,
entonces Jesús mostrará a todo el mundo Su Divina Misericordia.
Lo que Santa Faustina y los santos vieron
mientras estaban en oración ante el Santísimo Sacramento,
lo verá el mundo entero
en cada capilla de adoración perpetua.

La visión durante la aparición
de Nuestra Señora de Knock
es un signo de
lo que está por venir.

Nuestra Señora estaba en adoración silenciosa
mientras que viniendo de un Cordero luminoso
sobre el altar había una luz brillante
que se podía ver a muchas millas a la redonda.

Esto es lo que sucederá
cuando Dios actúe
e intervenga por segunda vez
en la historia del hombre.

“El sol no te dará luz
durante el día
ni de noche te alumbrará la luna”. (Isaías 61:19)
“El Señor será tu luz perpetua,
tu Dios será tu gloria
y los días de lamentos
habrán terminado”. (Isaías 61:20)

“Yo, el Señor,
cumpliré rápidamente
estas cosas cuando
llegue su tiempo”. (Isaías 61:22)
Lo que pasó en Fátima
durante el milagro del sol
es una imagen de lo que pasará
cuando llegue el momento de Dios para intervenir.

Como el sol que irrumpió a través
de densas nubes que lo ocultaban,
la luz de Jesús
será revelada en la Eucaristía.

“En el día
cuando yo actúe
el Sol de la Justicia se levantará
con sus rayos sanadores”.
Los rayos sanadores de Jesús
brillarán desde la Eucaristía
y transformarán todo y a todos
con la gloria del Señor.

Lo que le pasó a Moisés
es apenas un leve reflejo
de lo que le pasará
a toda la raza humana.
Cuando Moisés estaba ante la Presencia del Señor
su cara se volvía tan radiante de gloria
que tenía que cubrírsela con un velo
cuando estaba con el pueblo.

Así como Moisés guió a la gente
hacia la tierra prometida,
cada hora santa en la Presencia del Señor
nos guía más cerca de la gloria de un segundo paraíso.
Jesús eligió la Pascua porque
Él se identificó con el cordero sacrificial
y porque celebra
la libertad del pueblo de Dios.

En el Antiguo Testamento
la Fiesta de la Pascua conmemora
para el pueblo de Dios el paso
de la esclavitud a la libertad.

Durante la esclavitud del Faraón,
el clamor de Dios
por el pueblo judío era:
“¡Libera a mi pueblo!”

Jesús eligió instituir
la Eucaristía en la fiesta de la Pascua
porque la Eucaristía
es el Sacramento de la libertad.
A través del poder de la Eucaristía
“el mundo mismo será liberado
de la esclavitud de la corrupción y
compartirá la libertad gloriosa
de los hijos de Dios”. (Rm 8:21)
El Papa Juan Pablo II dijo:

“El mundo está destinado a ser asumido
en la Eucaristía donde cada cosa y cada uno
será perfeccionado en el fuego
del divino amor”.

El Papa dijo: “Todo el mundo creado
antes de existir, ya existía en la mente de Dios y era
deseado por Él
en su eterno plan de amor”.

Este plan de amor es
“el Cordero que conquistará” y
“hará todas las cosas nuevas” y
“los tiranos no existirán más”.

Esto es por lo que el sol bailó
en Fátima el día del milagro;
fue una anticipación
de la victoria del Cordero.

Cuando María pidió una capilla
y señaló al sol,
Ella estaba diciéndoles a sus hijos
que le den a Jesús la gloria debida a su nombre.
De pronto el sol empezó a vibrar
con rapidez deslumbrante,
y a bailar en un movimiento de zigzag
mientras cruzaba el cielo de lado a lado.

Era el gozo del Señor
anticipando ser amado
en el Santísimo Sacramento
por Su Esposa, la Iglesia.

El sol dio vueltas alrededor y tembló
y giró sobre sí mismo
en una danza de libertad en anticipación
a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
En el día del milagro,
el sol tomó todos los colores del arco iris
y todo lo demás
tomó los colores del sol.

Toda la gente, sus caras, sus ropas
y todo lo demás, los árboles y la grama
fueron bañados en los colores
del arco iris del sol.

El milagro fue un preludio
de la transformación de toda la creación
a la gloriosa luz de la Eucaristía.
Así como Jesús fue transfigurado en el Monte Tabor,
así también Jesús transfigurará todo y a todos
con la belleza de Su amor
en la Eucaristía.

Como Pedro, Santiago y Juan fueron testigos de
la transfiguración de Jesús en el Monte Tabor,
así toda la raza humana será testigo
de la gloria de Jesús en la Eucaristía.